En la noche del draft se produce un baile en el que los jugadores conocen cuáles serán sus nuevos destinos, su poder de decisión se limita a la trayectoria obtenida en la universidad, y en los workouts con las franquicias,. Otra batalla se libra cada año en los despachos de las grandes marcas deportivas, capitaneadas por Nike y Adidas, quienes copan a la mayor parte de los jugadores NBA, por obtener a las futuras estrellas de la liga. En temporadas pasadas parecía que la distancia existente entre ambas se había reducido, en esta ocasión Nike vuelve a tomar una ventaja significante respecto a la marca germana.

El gran golpe que permite el dominio sobre esta generación de rookies ha sido la firma de Markelle Fultz con Nike, a partir de ahora el posible número 1 del Draft vestirá y calzará para la marca del Swoosh. Junto a él aparecen otros nombres que con total seguridad aparecerán en el top-10, de Duke el alero Jayson Tatum, su futuro puede estar ligado a Boston Celtics, y el poste Harry Giles serán dos de las nuevas caras de la familia Nike. Las otras tres grandes incorporaciones proceden de la prestigiosa Kentucky, el poste Bam Adebayo, el base De´Aaron Fox y el escolta Malik Monk.

Adidas sin tener aún confirmación oficial al respecto, puede hacerse con los servicios de Josh Jackson, expulsado por Under Armour en el All American Showcase de 2015, y cuya universidad (Kansas) era patrocinada por la marca alemana. Muy poco bagaje para una marca que parece enfocar todos sus esfuerzos este año en el Draft de la NFL, donde si han conseguido reclutar a los mejores rookies del país. Nike será el principal referente en el mercado NBA, eso si…siempre y cuando Big Baller Brand se lo permita.

