BRAD STEVENS. UNA MENTE MARAVILLOSA

Un soplo de aire fresco llegó a la NBA en 2013, Danny Ainge puso sus ojos en un joven entrenador que había conseguido por dos años consecutivos llevar a la humilde Butler a la final four de la NCAA, el reto era mayúsculo, sustituir a una institución como Doc Rivers. La presión puede ahogar a los novatos en su andadura en la liga, hay que estar hecho de una pasta especial para sobrevivir en la jungla NBA, jugadores, y por supuesto entrenadores. En pleno proceso de reconstrucción, la puesta de unas bases sólidas son la principal garantía que se tiene para que el proyecto pueda o no tener éxito. Qué mejor lugar que Boston para poder desarrollar su filosofía, una franquicia históricamente capaz de tener la paciencia necesaria para cocinar a fuego lento una nueva dinastía, el elegido sería Brad Stevens.

 

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Desde su llegada a la NBA se vislumbraba el nacimiento de un genio

 

En un mundo donde la estadística avanzada empieza a ser la pieza angular sobre la que se construye el juego, aún nos encontramos con genios que basan su metodología en elementos propios del juego. La construcción y elaboración de esquemas en función de los principales protagonistas, los jugadores, cuya importancia se multiplica, versatilidad vs especialización en los roles, un complejo diseño estructural en el que Brad Stevens parece tomar el relevo del gran gurú Popovich.

 

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La pedagogía de Stevens como base del éxito

 

El universo NBA miraba expectante los primeros pasos de Stevens, cada temporada que pasaba se iba afianzando en el imaginario colectivo su figura, su infatigable capacidad para el trabajo, y su brillantez a la hora de plantear los partidos le hacían merecedor de su primera extensión de contrato en 2016. En una conferencia en la que está presente Lebron James los retos se convierten en muros casi inalcanzables para los mortales, sin embargo ni Stevens ni Boston entienden el significado de fracaso. La capacidad de mejora de sus jugadores, la asunción de roles diferentes en función de las fases del partido, y la maestría para llevar a cabo los complejos ajustes durante los partidos permitían que los Celtics se fuesen asomando de nuevo a la cima.

 

Indiana Pacers v Boston Celtics
El crecimiento de Brown es culpa directa de Stevens

 

Esta temporada la llegada de Kyrie Irving y Gordon Hayward a Massachusetts parecía poner todos los elementos a favor para luchar cara a cara por agrandar la leyenda de los Celtics con un nuevo anillo. Sin embargo todas las historias se escriben con sudor y sacrificio, la grave lesión de Hayward y la posterior de Irving dejaría mermado a cualquier equipo, una excusa perfecta para dejarse ir y esperar una nueva oportunidad, error. La hazaña épica de Stevens ha supuesto multiplicar el rendimiento de jugadores secundarios como Smart, Rozier, o Brown, y dejar fluir el talento de estrellas como Horford o Tatum, acción-reacción, anticipación y solución eficaz a los problemas, todo desde el prisma colectivo en el que cada elemento es parte vital de un ‘proceso’ que avanza con paso firme ante cualquier adversidad.

 

Boston Celtics Introduce Kyrie Irving and Gordon Hayward
Todo parecía que el camino sería sencillo

 

El reto de doblegar a los Bucks en una serie de desgaste a siete partidos podía pasar factura ante Philadelphia, un equipo emergente y descansado con elementos desequilibrantes en todas las posiciones del campo y con dos jugadores llamados a dominar el Este, pero tanto Embiid como Simmons cayeron en la tela de araña perfectamente tejida por Stevens, quién supo limitar el brutal impacto de estos jugadores en el esquema de Phila. Las decisiones a final de partido en dos tiempos muertos memorables supusieron dos victorias clave y el acceso a las finales de conferencia.

Cuatro horas de conversación entre Stevens e Irving parecen ser la clave para que en el primer partido ante los Cavs el impacto de Lebron fuese mínimo. Todos sabemos qué supone a nivel estadístico Lebron, sin embargo su fiel escudero en Cleveland conoce a la perfección la mentalidad de James, y es ahí donde el mérito de Stevens vuelve a ser determinante, analizar y comprender a la bestia para desconectarla. No sabemos cómo terminará esta serie, pero no cabe duda de la influencia que Stevens está empezando a tener dentro de la NBA, donde su figura ya empieza a ser venerada, es una opinión común entre los jugadores que su inteligencia es capaz de elevar el nivel competitivo de Boston hasta cotas inimaginables, el límite es el cielo. Sin embargo la mesura de Brad Stevens permite que la realidad no altere sus propios ritmos, ni desvirtúe su camino. Muestra de ello es la brutal sinceridad con la que asumió que no recibió ningún voto para ser nombrado entrenador del año.

«El funcionamiento de esto es que tú sólo tienes un voto. Y realmente, he mirado la lista y no hay manera de que yo me hubiera votado antes que a cualquiera de los otros 29. El que debería haber ganado lo ha hecho y el resto que han recibido votos son increíbles. Estoy robando cosas de estos tipos constantemente. Es increíble tener la oportunidad de ser uno de estos 30 y creo que es más importante centrarse en competir con tu equipo que compararse con el resto. Porque, de verdad, si esto se trata de compararme con ellos, salgo perdiendo”

Simplemente un genio, una mente maravillosa.

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